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»»LA PREPARACIÓN FINAL««

 

el capítulo 15 de Revelación es el más corto del libro, en el encontamos la preparación final de la justa ira de Dios, en el paréntesis que registra, Dios anuncia por medio de su ángel a Juan y todas las generaciones desde Juan hasta el cumplimiento de dicha profecía que su ira será consumada con el último grupo de sus juicios cuando sean derramadas las copas de la ira sobre todos aquellos sobrevivientes de los primeros dos grupos de juicios que corresponde a los sellos y a las trompetas y como dije antes cuando la septuagésima semana de comienzo la raza humana sabrá el porque los acontecimientos el porque tanta catástrofe Dios ya lo había anunciado muchos siglos antes por medio de sus siervos israelitas en el Antiguo Testamento y escrito en el último libro del canon griego del Nuevo Testamento por el siervo Juan. 

Vi en el cielo otra señal, grande y admirable: siete ángeles que tenían las siete plagas postreras; porque en ellas se consumaba la ira de Dios. 
Vi también como un mar de vidrio mezclado con fuego; y a los que habían alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, y su marca y el número de su nombre, en pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. 
Y cantan el cántico de Moisés siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. 
¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado. 
Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio;
y del templo salieron los siete ángeles que tenían las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente, y ceñidos alrededor del pecho con cintos de oro. 
Y uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ángeles siete copas de oro, llenas de la ira de Dios, que vive por los siglos de los siglos. 
Y el templo se llenó de humo por la gloria de Dios, y por su poder; y nadie podía entrar en el templo hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.

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