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»»Dominio Divino»»

En este capítulo 7. vemos la primera visión de Daniel el profeta la profecía de los cuatro grandes imperios mundiales de la historia de la humanidad simbolizados por cuatro grandes bestias, los capítulos 2 y 7 son pasajes paralelos y para conocer mucho más de esta profecía apocalíptica es necesario leer y escudriñar ambos capítulos conjuntamente, esta visión de Daniel fue dada por su Dios confirmado al profeta el sueño que había tenido el abuelo de Belsasar el rey de reyes Nabucodonosor en el capítulo 2 que por revelación divina había sido interpretado tal sueño, algunos eruditos dicen que tales imperios si sucedieron pero que los acontecimientos registrados en Daniel no son proféticos sino históricos y que fueron escritos por un escritor desconocido poco después de los sucesos, Dios anuncia el futuro cuando él lo decide a Isaías dijo que Ciro gobernate Persa liberaría a su pueblo del yugo caldeo unos 200 años antes de su nacimiento Isaías 45:1-4. eso nos dice claramente que Dios no solo conoce el futuro sino que en su plan para con su pueblo Israel anuncia lo por venir por conducto de sus profetas.. 

En el primer año de Belsasar rey de Babilonia tuvo Daniel un sueño, y visiones de su cabeza mientras estaba en su lecho; luego escribió el sueño, y relató lo principal del asunto. Daniel dijo: Miraba yo en mi visión de noche, y he aquí que los cuatro vientos del cielo combatían en el gran mar. 
Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar.
La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre. 
Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne. 
Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía tembién esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio. 
Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas.
Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 
Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos. Yo entonces miraba a causa del sonido de las grandes palabras que hablaba el cuerno; miraba hasta que mataron a la bestia, y su cuerpo fue destrozado y entregado para ser quemado en el fuego. 
Habían también quitado a las otras bestias su dominio, pero les había sido prolongada la vida hasta cierto tiempo. 
Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido. 
Se me turbó el espíritu a mí, Daniel, en medio de mi cuerpo, y las visiones de mi cabeza me asombraron. 
Me acerqué a uno de los que asistían, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Y me habló, y me hizo conocer la interpretación de las cosas. 
Estas cuatro grandes bestias son cuatro reyes que se levantarán en la tierra. 
Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.
Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia, que era tan diferente de todas las otras, espantosa en gran manera, que tenía dientes de hierro y uñas de bronce, que devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies; 
asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus compañeros. 

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